El Yoga como herramienta de vida en el mundo moderno
Las enseñanzas del yoga son milenarias y su adecuada aplicación ha servido tanto a la antigüedad como al mundo moderno.
Hemos visto un gran interés en la práctica de los asanas o posturas físicas, lo cual llevó a la creación de numerosas “marcas” o estilos de practicar Yoga lo que, a su vez, desencadenó un enfoque superficial en cuanto a los reales objetivos y beneficios de esta hermosa ciencia.
El desconocimiento de las bases filosóficas y espirituales del yoga ha sido tal que su verdadera intención se desvirtuó totalmente. La información errada que se distribuyó respecto al yoga - aunada a una mala interpretación de sus principios- llegó incluso a tender un manto de temor alrededor de este arte del vivir.
Se habló del yoga –y aún se habla- como de una práctica a la que solo pueden atreverse las personas flexibles, jóvenes o sanas. Se creyó –y aún algunos lo creen- que la práctica del yoga exige ser vegetariano. O, peor aún, ¡que para practicarlo es necesario cambiar nuestras creencias religiosas!
El mercado no solo utilizó incorrectamente sus nombres sagrados, sus posiciones e incluso sus enseñanzas filosóficas y espirituales sino que bajo el manto del yoga se encargó también de promover descaradamente artículos de limpieza y belleza, de autos y hasta de lapiceros…
La palabra Yoga viene del sánscrito y quiere decir: unir, coordinar, energizar. Se refiere a una integración armoniosa y óptima entre cuerpo, mente y espíritu con el propósito de crear una plataforma para el despertar y el alcance del gran potencial de vida del que goza cada ser.
La práctica constante y diligente del yoga toma nuestras ordinarias capacidades y las lleva a niveles exponenciales de alta consciencia que van más allá de nuestras limitaciones humanas. De esta manera se lograr experimentar personalmente que siempre es posible ir más allá de nuestras limitaciones físicas y alcanzar la meta de conquistar el espíritu.
La práctica del yoga nos ofrece diferentes herramientas que apoyan no solo a la salud física sino también a la felicidad y a la creatividad como esencia del ser, en una armoniosa y balanceada relación que trasciende el nivel personal para abrazar a la humanidad entera como ente orgánico, alcanzando una íntima comunión con la naturaleza y con todo aquello que es vida.
Es una práctica basada en el despertar de la consciencia, en el descubrir el poder de una balanceada y armoniosa unión del ser con su naturaleza interior y exterior. Es la práctica del Ser, no del hacer.
Con este propósito, en mis próximos artículos compartiré información sencilla y valiosa sobre cómo empezar tu propia práctica del yoga, incluyendo un breve recuento sobre el principio fundamental de la práctica de los asanas o posturas en el yoga.
Pero desde ahora me permito señalar que, para tener una relación más clara con tu práctica del yoga, es muy importante conocer, estudiar y practicar día a día, paso a paso las ocho extremidades del Yoga, empezando desde los Yamas y Niyamas que forman la base y estructura de esta práctica. Los Yamas: como las prácticas y valores en el comportamiento personal y social. Los Niyamas: como el desarrollo personal y los principios de un estilo de vida yoga.
Con disciplina y devoción es posible que nuestra vida sea inspirada y guiada por estos valores, los cuales pulen la superficie que nos guía al centro de nuestro ser, a nuestra esencia, a ese centro de comunión o unión (yoga) con nuestro ser interior y El Ser Consciente de la Creación
Diana Londoño
Maestra de Yoga y Meditación.
Consultora de vida Ayurvedico.
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