Amor a la carta
Dicen que el amor mueve el mundo y que la soledad no es un estado recomendable para ningún ser vivo. Hay quien elije no tener pareja, pero no por ello renuncia a la amistad. Otros, creen necesario tener a una persona especial; pero para todos, no siempre resulta fácil y recurren a empresas especializadas que les ayuden en la búsqueda de las buenas compañías.
En la sociedad en que vivimos aún se sigue creyendo en el amor, pero algunos no están dispuestos a esperar a que llamen a su puerta y salen en su búsqueda y, es entones, cuando comprenden que no son los únicos.
A sus cuarenta y dos años, Elisenda siempre había tenido ciertos prejuicios con respecto a los nuevos métodos para enamorarse; ella prefería apostar por el amor que surge fruto del destino pero, en realidad, requiere de esfuerzo y empeño, y tampoco estaba por la labor.
“Tenía mucha ilusión por encontrar pareja pero no había suerte. No me apetecía esforzarme para realizar actividades que no me gustan con el objetivo de conocer gente, salir por la noche y demás”, comenta.
Fue entonces cuando, gracias al consejo de una amiga, se animó a acudir a una agencia matrimonial. “Aparentemente es un método menos romántico pero conecta directamente con la búsqueda y encuentro”, asegura.
Que el fenómeno conocido como ciberamor haga labores de Celestina, es algo habitual en el siglo XXI, ya que las estadísticas demuestran que cada vez son más quienes requieren de los servicios de empresas especializadas.
La falta de tiempo es el principal factor que hace que las personas inviertan el orden y se enamore desde casa, para luego conocerse. Son las cosas de la era tecnológica.
Compramos, estudiamos, realizamos entrevistas de trabajo, reuniones e, incluso, citas médicas por internet; así que las relaciones virtuales no debieran resultar algo extraño. Incluso, a muchas personas tímidas, este modo de contactar con otra gente, les ayuda a sociabilizarse emocionalmente.
ENAMORARSE DESDE CASA.
Las páginas de contacto permiten conocer a una persona de manera rápida y sencilla; basta con rellenar un breve formulario y poner una foto; pero no hay que olvidar que las mentiras con respecto a la personalidad e, incluso, la propia imagen, suelen ser las protagonistas.
Todo en Internet se magnifica: las discusiones, la amistad e, incluso, el amor. Por eso requiere de paciencia y tiempo para conocerse porque, aunque las distancias no supongan un problema cuando hay un ordenador por medio, la idea final es conocerse en persona y todo cambia.
Tras la pantalla hay un desconocido y la sinceridad puede brillar por su ausencia. Además, los estados de ánimo se distorsionan a través de los mensajes, razón por la que se debe apostar por la comunicación en directo.
El ordenador o un “Smartphone” son las herramientas que se necesitan para concertar una cita en cuestión de minutos.
Tinder, Grindr, Romeo, Flirt, Meetme y Badoo son algunas de las aplicaciones que ponen
al servicio de todos los públicos el amor, la amistad o los encuentros sexuales; incluso hay páginas de intercambios de pareja.
Pero no todo el mundo pretende enamorarse en Internet, los hay que buscan simplemente amistad y gente con la que compartir aficiones; por eso hay grupos para amantes del senderismo, el cine, el patinaje, el veganismo, el cómic manga o los que desean intercambiar conversaciones en otros idiomas.
EN MANOS DE PROFESIONALES.
Fundada el día de San Valentín, la agencia matrimonial SamSara, creada en la ciudad española de Barcelona, se propuso la misión de “ser el camino más corto para encontrar pareja y ser feliz”; así al menos es como lo describe Mª Carme Banus, su fundadora y directora desde 1995.
Aunque el objetivo de las páginas de contacto y las agencias matrimoniales es relacionar personas, en realidad distan bastante las unas de las otras.
“Una agencia profesional conoce en profundidad a las personas que presenta y además garantiza que son de estado civil libre y que desean una relación de pareja”, asegura Banus.
Las agencias matrimoniales presumen de ofrecer seriedad, un trato personalizado y relaciones seguras y estables.
SamSara cuentan con una amplia clientela entre los treinta y ocho y cincuenta y cinco años principalmente, con un nivel cultural medio-alto. Por todo ello, estas tradicionales empresas sobreviven pese al emerger constante de páginas como eDearling, Meeting o Adoptauntio.
Las tarifas varían en función de sus prestaciones; y el hecho de tener que pagar un considerable precio, asegura que quien se apunta tenga un verdadero interés y no quiera perder el tiempo.
Las hay exclusivas para ejecutivos de alto nivel adquisitivo, aptas para muy pocos bolsillos. Agencias que incluyen asesoría de imagen con estilistas, maquilladores y peluqueros, donde se paga miles de dólares y las citas se tienen en reservados de discotecas de lujo; pero también las hay más asequibles.
“El amor es la energía que mueve el mundo. Todos, en algún momento de la vida, tenemos deseo de iniciar una nueva etapa sentimental y conocer a una persona especial. A veces la encontramos o nos la presentan por azar y es maravilloso, un gran regalo de la vida; pero otras no”, recalca Mª Carme Banus.
Un equipo de sicólogos consultores y clínicos, terapeutas de pareja y coachs, se encargan de crear uniones duraderas basadas en la compatibilidad; es lo que se conoce como el método matchmaking. “El trabajo de una agencia matrimonial tiene por función hacer de intermediación entre dos personas. En estos momentos, esto es más necesario que nunca.
Además de matchmaker somos Date Coach, expertos en acompañar a las personas a que encuentren su pareja. Los portales de internet y apps no garantizan ni una cosa ni otra; ni que la persona sea quién dice ser”, indica la experta.
ALGO NATURAL.
Algunas personas pueden tardar meses en emparejarse mediante estos métodos, pero no desisten e incluso prueban en varias aplicaciones o empresas. Mª Carme indica que “en SamSara tienen un contrato de un año renovable; si la relación de pareja no se consolida, continuamos trabajando mientras dure la vigencia del mismo”.
Las relaciones surgidas a través de internet son cada vez más, pero también los fracasos.
“Antes la gente lo ocultaba. Ahora es todo lo contrario, pero no todo el mundo se puede permitir a un profesional por lo que recurren a aplicaciones que no les dan la misma seguridad”, puntualiza Banus.
Desde que acudiera a SamSara, Elisenda, amante de la cultura y la naturaleza, disfruta de sus aficiones en compañía de su pareja.
“Yo quería alguien con quien me sintiera cómoda, que fuera respetuoso, no necesariamente con estudios, pero sí con educación y una cierta complicidad que progresivamente se desarrolla en confianza, humor… En cuanto al físico, me gusta la belleza neutra que se enriquece a medida que conoces a la persona”.
Estos amores a veces son incomprendidos o puestos en duda, pero nadie en su entorno se ha mostrado sorprendido y lo aceptan con naturalidad, ya que asegura que “la familia y amigos se alegran si estoy feliz. Lo recomiendo a personas que buscan una relación estable”.
Por Rosi Legido.
EFE/REPORTAJES